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Ícaro

De ajena inspiración

Rarezas

Una canción no es nada, apenas un suspiro, un grito, una llamada de atención o de auxilio, un sentimiento, tres minutos para soñar, para pensar, para bailar, para sentirte cerca de alguien, para sentirte vivo, feliz, enamorado. Una canción no es nada, ¿pero qué sería del mundo sin canciones, qué sería de la vida, qué sería de nosotros? Las canciones guardan nuestra memoria más íntima. Nos hablan del primer beso, del primer amor, de la primera herida, de la primera rebeldía, del primer asombro. Están hechas de la materia de los sueños, pero también de la vida, de experiencias comunes, de cosas que todos alguna vez hemos sentido, vivido, soñado. Ortega dijo que los grandes poetas nos plagian porque nos cuentan en sus versos lo que todos sentimos y no sabemos expresar. También las grandes canciones nos plagian porque nos dicen lo que en el fondo ya sabemos. Una canción no es nada, sólo eso, un espejo en el que puedes verte por dentro un instante. No puede parar un tanque. Sólo puede partirle el corazón al guerrero que lo conduce. No puede cambiar el mundo, pero puede hacerlo más humano, más feliz, más hermoso...

Jesús Quintero

ESPERO CURARME DE TI

ESPERO CURARME DE TI en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están en alguien que no dice nada*.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: "que calor hace", "dame agua", "¿sabes manejar?", "se te hizo de noche"...Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho "ya es tarde", y tú sabías que decía "te quiero".)

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que tú quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.

*Verso modificado.

JAIME SABINES