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Ícaro

La última y nos vamos

Pues sí. Esta es la última ronda. Después de ella no volveré a escribir más en este espacio. No ha sido como yo esperaba que fuera y el hecho de que escriba muy poco no tiene caso. No puedo seguir. Pero por lo menos me retiraré con dignidad y les regalaré un artículo más de cada tema. Esto es el comienzo de mi despedida de esta página. Ícaro comienza su vuelo otra vez. Después de su reciente muerte es justo.

En algún lugar del frente

De repente dejan de caer obuses a nuestro alrededor. El fuego continúa, pero ha avanzado un poco; nuestra trinchera está libre. Tomamos las granadas de mano, las tiramos delante del refugio y saltamos fuera. Aquel terrible bombardeo ha cesado, pero ahora efectúan, a nuestras espaldas, un intenso fuego de bloqueo. Ya está aquí el ataque.
Nadie podría creer que en este desierto removido quedaran hombres; pero ahora emergen de todas las trincheras los cascos de acero y a cincuenta metros de nosotros han emplazado ya una ametralladora que empieza a crepitar en seguida.
Las defensas de alambre están destruídas, pero todavía pueden contener un poco. Vemos acercarse a los atacantes. Nuestra artillería relampaguea. Matraquean las ametralladoras y crepitan los fusiles. Los del otro bando se esfuerzan por avanzar. Haie y Kropp comienzan a lanzar granadas de mano. Haie alcanza hasta sesenta metros y Kropp hasta cincuenta; eso está comprobado y es muy importante. Los de enfrente no podrán hacernos demasiado daño hasta que no estén a menos de treinta metros. Reconocemos las caras contraídas, los cascos planos: son franceses. Llegan a los restos de las defensas de alambre y tienen ya bajas visibles. La ametralladora que está cerca de nosotros ha segado toda una fila; despues tenemos muchas dificultades para disparar y pueden acercarse más. Veo a uno que cae en la trampa de un pozo con el rostro hacia arriba. El cuerpo se hunde como un saco, pero las manos quedan colgadas del alambre como si quisiera orar. Después el cuerpo se le separa totalmente y cae dentro, sólo quedan las manos seccionadas por las balas, colgadas del alambre con colgajos de carne de los brazos.
Cuando nos disponemos a retroceder emergen, delante de nosotros, tres rostros. Bajo uno de los cascos aparece una barbita negra, puntiaguda y dos ojos que me miran fijamente. Levanto la mano, pero me es imposible lanzar la granada en dirección a estos ojos singulares. Durante un instante de locura, la batalla gira como un torbellino alrededor de mí y de los ojos, únicos puntos inmóbiles; después, delante de mí, la cabeza se levanta, veo una mano, un movimiento y enb seguida mi granada vuela hacia allí.
Retrocedemos corriendo mientras lanzamos alambre de púas dentro de las trincheras y disponemos granadas a punto de estallar que nos guardan las espaldas con sus explosiones. Desde la cercana posición, las ametralladoras siguen disparando.
Nos hemos convertido en animales peligrosos. No combatimos, nos defendemos de la destrucción. No lanzamos las granadas contra los hombres --¡qué sabemos nosotros en estos momentos de todo esto!--, es la muerte la que nos acorrala agitando aquellas manos y aquellos cascos. Por primera vez, después de tres días, podemos mirarla a la cara; por primera vez, después de tres días, podemos defendernos. Nos posee una rabia loca. Ya no hemos de esperar, impotentes, tendidos sobre el túmulo; destruimos y matamos para defendernos, para defendernos y también para vengarnos.
Nos agachamos detrás de cada relieve del terreno, detrás de cada estaca de hierro, y lanzamos a los pies de quienes nos persiguen paquetes de explosivos, antes de huir. Las detonaciones de las bombas de mano repercuten con fuerza en nuestros brazos y piernas; agachados como los gatos, corremos inundados por esta ola que nos lleva y que nos hace crueles, que nos convierte en salteadores de caminos, asesinos, demonios si queréis; por esta ola que multiplicca nuestro vigor en medio de la angustia, el odio y el ansia de vivir, que busca nuestra salvación y que nos salva. Si tu propio padre viniera con los de enfrente, no dudarías en lanzarle una granada al pecho. Hemos evacuado las trincheras de primera línes. ¿Son trincheras todavía? Están deshechas, aniquiladas; no son sino fragmentos de trinchera, agujeros unidos por pequeños canales, embudos, nada más. Pero las bajas de los de delante aumentan. No habían privisto tanta resistencia.

Fragmento del capítulo VI de "Sin novedad en el frente" de Erich Maria Remarque

Dogville

Dogville

La bellísima Grace llega al diminuto poblado de Dogville rodeada de circunstancias muy extrañas. Con la ayuda de Tom, quien espera que su pueblo aprenda a recibir, la gente del acepta esconderla de los gángsters que la persiguen a cambio de una retribución en trabajo que resulta conveniente y extraña, considerando que no necesitan ayuda. De esta manera, Grace acepta hacer cosas inútiles y otras no tanto para tener contenta a la gente y que la sigan aceptando, pero no sólo son los gángsters quienes buscan a Grace, sino que la policía también está tras su pista; es estonces cuando la gente del pueblo comienza a exigirle más a Grace por el riesgo en que pone a la comunidad y es cuando la empiezan a explotar en todos los sentidos, al grado de encadenarla para que no escape. Chantajeada y ultrajada, Grace se entrega a su triste destino que está en manos de los habitantes de Dogville y que sabe, no durará mucho...
Una obra maestra del enfant terrible Lars von Trier, quien sólo se limitó a utilizar un escenario casi completamente vacío donde los lugares y espacios están marcados en el suelo. La historia no es compleja, lo que hace compleja a esta película es el estudio que hace del alma humana. Por un lado, Grace es una mujer filantrópica, convencida de que debe de dar lo mejor de sí para los demás, quien acepta todos los chantajes de que fue objeto, obligada a aceptarlos por miedo a ser encontrada, pero más por el miedo que sentía de lo que pudiera pasarle a esa gente si la encontraban; sumisa y resignada cuyo único crimen era no estar de acuerdo con la maldad que la rodeaba. Sin embargo, la gente del Dogville halló conveniente la presencia de Grace en sus vidas y decidió aprovechar todo lo bueno que ella pudiera darles, hasta agotarla. Nos hace pensar qué haríamos de estar en el lugar de uno sólo de sus habitantes. ¿Acaso haríamos lo mismo? Lo que es seguro es que la actitud de Grace es ejemplar.
El final es sumamente sublime. El final de Dogville es precisamente eso, a excepción del perro. Una mujer que se esfuerza por hacer del mundo un lugar mejor decide que un simple escarmiento no será suficiente, sino que debe evitar que lo que le pasó ahí a ella no le vuelva a pasar a ninguna otra persona.
Un cuento de hadas crudo y sin concesiones de ningún tipo; se trata de una parábola sobre la misericordia, la venganza y la fragilidad humana.
"-Mata a los niños primero y dile a su madre que si no derrama una sóla lágima, dejarás de hacerlo. Pero me preocupa que llora demasiado"

Si me dices

Tu eterna canción. Nada describe mejor lo que siento que ésta. Triste testigo de nuestro inicio. Compañera eterna en los tiempos de melancolía.

Si me dices que el tiempo guarda
La voz de las personas, la luz, la sombra
La sonrisa de un ángel o el estallido
De esta bomba que sueña cada latido
Si me juras que todo pasa y se queda
Prisionero en las alas de algún segundo
Yo montado a la luz romperé tu espera
Donde quiera que estés, sea cuál sea tu mundo
Si me afirmas que cada nota
Que respiro se cuelga de alguna estrella
Que no forzó la mar, ni siquiera gota
Tu camino hasta aquí, tu pequeña huella
Si me cuentas que todo será y es barro
Bajo el pie de la noche semiesculpido
Que valió cada muerte, cada estallido
Para hacer de este suelo escalón más alto.

Alejandro Filio

Cuando sea espacio

Cuando sea espacio

La frontera es tu imaginación
de momento sólo soy terrícola
ni español, ni europeo, ni latino,
ni flamenco, ni siquiera occidental
solo soy un terrícola que sueña con ser lunático
y aunque seguro que jamas llego a se marciano
cuando sea espíritu seré espacio

Y si veo el infinito que me agobia
echare un vistazo en uno de esos agujeros negros
que dicen que hasta luz se traga

Mi ayer, mi verdad, mis principios vienen y van,
y se van cada vez por mas tiempo
pero cuando sea espiritu sere facil
y si veo que el infinito me agobia
te llamaré o me llamarás

Echaremos juntos un vistazo en uno de esos agujeros que dicen que hasta la luz se traga

Pero yo cuando muera,
cuando sea espíritu seré espacio,
cuando sea espíritu seré espacio,
cuando sea espíritu seré espacio,
cuando sea espíritu seré espacio,

Y ya no tendré que pararme en tu frontera
y ya no podrán hacerme mas daño
cuando sea espíritu seré espacio,
seré espacio.

Alejandro Sanz

Hoy en mi* cumpleaños

Hoy en mi* cumpleaños
podrías*, no sé, conseguirme*
media tonelada de flores
siete miradas distintas
quinientos besos de sabores,
un collar de perlas amarillas

dos boletos para el cine
un disco de los Rolling.
dos boletos para el cine
un disco de los Rolling.

Un trozo de carbón
que en menos de mil años
será un bello diamante,
un diente de tiburón
una piedra lunar y hasta
una foto de Marte recién tomada
20 poemas de amor
y una canción desafinada.

Ciento cincuenta sueños dorados
y un par de fantasias más terrenales
tu* bolsa de canicas, tu* infancia
y muchas felicidades.

Tus* manos llenas de caricia
envueltas para regalo
tu* acta de nacimiento
endosada a mi* nombre
y tiempo para pensarlo

Hoy en mi* cumpleaños
podrías* conseguir
todo lo que tengo y soy para ti
y todo lo que venga
a cambio de que, no sé
algo se nos ocurrirá.

Fernando Delgadillo

*palabras modificadas. Sí, hoy es mi cumpleaños.

De vuelta a clases

El primer día de mi sexto semestre. No me quejo.
Para empezar me alegró ver a la mayoría de las personas con la que tomo clase: Chale, Coco, Bere, Bertha, Agus, Kenia, Brenda, Bety, Cuate... (el orden es en el que me los fui encontrando); y sobre todo me alegró darme cuenta de que por primera vez en muchos meses llegué puntual y no tuve que arriesgarme a chocar con algo o alguien al derrapar por los pasillos del módulo.
1a. Clase: Teoría de juegos. El profesor corroboró todos los rumores que corren respecto a su famosísimo chovinismo al hacernos gala de un ejemplo (que poco tenía que ver con la economía) poniendo a la mujer en el punto del rìdículo, ejemplo que nos fastidió a Cuate, a Kenia y a mi (aunque resultó algo gracioso)... Luego, su moralista comentario con respecto al dinero y la calidad de las personas que más que nada, pareció pretencioso; si utilizo sus propias palabras diría que fue somálico. Un imbécil.
Inglés. Nos sirvió para entrar en calor, despavilarnos y hacer algo de ejercicio.
Tercera Clase: el profe no fue. Pasamos, Cuate y yo, dos horas platicando de nuestras respectivas vacaciones. Me alegró saber que ella había regresado revitalizada y con ganas de... echarle ganas, pero más me alegró comentarle de mi propia alegría y así disfrutar juntos nuestra nueva felicidad.
La última clase fue especialmente aburrida. A pesar de que la profesora nos dejó salir mucho antes, pareció una eternidad. Los bostezos no se hicieron esperar. Ah, por cierto, en esta clase me enteré de que me habían vuelto a elegir como su jefe de grupo sin siquiera preguntarme; tontos, los dejaré con su cargo volando.
No puedo decir que fue un mal dìa. Al contrario, creo que pocas veces regreso a clases con tanta energía. Veremos cuánto me dura.

Rarezas

Una canción no es nada, apenas un suspiro, un grito, una llamada de atención o de auxilio, un sentimiento, tres minutos para soñar, para pensar, para bailar, para sentirte cerca de alguien, para sentirte vivo, feliz, enamorado. Una canción no es nada, ¿pero qué sería del mundo sin canciones, qué sería de la vida, qué sería de nosotros? Las canciones guardan nuestra memoria más íntima. Nos hablan del primer beso, del primer amor, de la primera herida, de la primera rebeldía, del primer asombro. Están hechas de la materia de los sueños, pero también de la vida, de experiencias comunes, de cosas que todos alguna vez hemos sentido, vivido, soñado. Ortega dijo que los grandes poetas nos plagian porque nos cuentan en sus versos lo que todos sentimos y no sabemos expresar. También las grandes canciones nos plagian porque nos dicen lo que en el fondo ya sabemos. Una canción no es nada, sólo eso, un espejo en el que puedes verte por dentro un instante. No puede parar un tanque. Sólo puede partirle el corazón al guerrero que lo conduce. No puede cambiar el mundo, pero puede hacerlo más humano, más feliz, más hermoso...

Jesús Quintero

Caballo de Troya

Hace ya como medio año que Marrow me prestó este libro. Mal y tarde terminé de leerlo, ante el descontento de mi joven amigo, y he aquí mis comentarios:
Lejos de considerarlo un buen libro creo que se queda corto al tratar de relatarnos de forma "verídica" los acontecimientos de aquel año 30 de nuestra era, en que el "final" (o acaso el principio) de Jesucristo estaba a unos cuantos días.
El inicio, en el que nos narra los supuestos acontecimientos que lo llevaron a encontrar el también supuesto diario del Mayor, protagonista de la historia junto con el mismísimo Jesucristo, no parece tan aburrido como el resto del libro, de hecho creo que ésta es su mejor parte, en la que mantiene al lector a la expectativa de lo que va a suceder a continuación. Lo desafortunado del libro es, tal vez, el hecho de que cuenta algo por todos conocido, algo que hemos visto, leído, escuchado e imaginado desde tiempos inmemoriales, y que ha estado en nuestra cultura desde entonces. Sin embargo, a pesar de lo inverosímil de la propuesta, resulta algo atractiva y trata de contarnos una historia que, si bien no se aleja de la línea que han seguido los exegetas de dicho tema, sí cuestiona algunas cosas importantes como la credibilidad del mismo Jesús ante sus ignorantes discípulos.
En cuanto al final, me recuerda más a la última "gran" película de este personaje, "La Pasión", por el grado de brutalidad con el que narra precisamente la pasión de Cristo, o acaso más salvaje, que raya en lo gore.
Bueno, mientraqs lo leía me parecía que estaba siendo un poco más objetivo de lo que yo esperaba hasta que llegó el llamado jueves santo, en el que un ángel (entiéndase extraterrestre, con todo y su ovni), bajó a consolar al rabí en el huerto; y es que resulta casi hilarante que tal suceso en verdad haya tenido lugar o que estos seres tuvieran algo que ver con este personaje. Bueno, el autor tampoco se quedó con las ganas de repetir la aparición de ovnis.
Y luego la total evidencia de que el autor deseaba que por lo menos nos chutemos la segunda entrega de esta colección de 7 (no!!!!) libros en los que seguramente el Mayor repite el "gran salto" por el tiempo y en el que supuestamente develará algunos de los miles de misterios que envuelven la existencia de Jesús; y es que el autor no tiene el menor reparo de dejarnos la sensación de suspenso en las venas, pues nos va dando las pistas de lo que vendrá en sus próximos libros.
Bueno, al fin terminé de leerlo, y no con poco pesar.
Marrow, a ver si para la próxima me recomiendas uno que en verdad valga la pena. Por mi parte te sugiero que leas "Grandes esperanzas", nada que ver con el tema en cuestión, pero es genial; y en cuanto a tu libro, ten por seguro que pronto lo tendrás de regreso.

Un beso

Un beso

¿Qué es un beso, un beso robado?
No lo sé.
El último que robé fue ayer, aunque no pude evitar sentirme ruín por ello.
Pero al mismo tiempo me hizo sentir algo más. Algo que no puedo explicar. Me confunde.
Pero ese beso fue más que eso. Con ese beso olvidé lo que me había estado recordando desde hace más de un año, o más bien, a quien había estado recordando.
Además ese chico ha estado despertando en mí todas aquellas esperanzas que desde entonces había perdido. Casi siento que por él sí podría dejarlo todo. No me ha dado señales de que quiera andar conmigo, y tal vez nunca me las de, pero me basta con tenerlo cerca y sentir que puedo volar de nuevo tomado de su mano... y pensar que un niño me enseñara a volar de nuevo.
Que si lo amo? No, no lo creo, o al menos no todavía. Y más me valiera que eso nunca pasara, pero por lo menos ahora no tengo miedo de que eso suceda. No me atormenta el temor de caer, no si es desde su cielo. Después de todo, ya conozco el suelo.

Una vez más o la curiosa muerte de un falso ángel

Pasé con la más firme intención de mirar el escaparate. El miedo me inhundaba pero decidí dejar de pensar por un minuto y entrar. Lo hice. Me paré frente al mostrador echando una mirada para ver quién había. Lo vía él agachado limpiando los cristales de otro mostrador que estaba al fondo ya a otras dos personas conversando entre sí. Debieron haber sido sólo dos segundos los que estuve allí. Él no me vió. No se levantó. Seguía limpiando. Entonces el terror me invadió. Salí del local casi corriendo. Me detuve a unos pasos reprochándome esa acción. No ví ni siquiera su rostro mientras estaba ahí, pero pude reconocerlo fácilmente.
Fue en ese momento, parado a unos metros de donde se encontraba la razón de mi ofuscación, que pude ver con claridad aquel rostro suyo que a veces no podía recordar. Cada rasgo se dibujó en mi mente como si lo estuviera viendo a la cara.
Caminé un poco más y entré a la plaza. Me costaba respirar. Todo mi cuerpo temblaba. Sentí que el corazón se me salía; arremetía contra mi pecho con brusquedad. Tuve que sentarme en una banca buscando tranquilizarme. No podía. Un hormigueo se apoderó de mi cuerpo. Ni siquiera podía levantarme de donde estaba. El impacto fue enorme. Me sentí shokeado. ¿Qué pasaría, entonces, cuando nuestras miradas se cruzasen? ¿cuando intercambiase palabras con él? Comencé a golpear la banca con mis puños en señal de ira y ni siquiera sentí esos golpes. Creí desmayar. Qunque estaba tratando de tranquilizarme, parecía inútil. Toda mi frustración se hizo presente. Al fin dejé de sentir el mencionado hormigueo, me puse de pie, tome aire y comencé a caminar al interior de la plaza. Aún sentía cómo mis músculos estaban temblando. Cuando por fin obtuve un poco de estabilidad, después de ir al baño a mojarme la cara, decidí regresar, esta vez con la convicción de hacer lo que había ido a hacer. Otra vez me pararía frente al mostrador y voltearía "accidentalmente" la mirada hacia él. Todo estaba planeado, así que dirigí mis pasos hacia aquel lugar.
estando frente al mostrador, pude verlo de espaldas recogiendo algo, pero había alguien más en el local, un compañero suyo. Ese alguien se acercó a mí ofreciéndome ayuda. Cuando volteé a verlo --sin verlo, en realidad, pues estaba tan concentrado en adivinar los movimientos de su compañero y ahora que lo pienso no recordé su rostro ni cuando hube acabado de salir--, noté que Irving se levantó u se iba acercando. Era evidente que me había visto, que me había reconocido, pero yo aún fingía no mirarlo. Cuando le dí las gracias al otro dependiente volteé a verlo. Me estaba mirando con cierto aire de arrogancia hacia mí, como si con esa mirada me estuviese diciendo: "¡Vete de aquí!". Su expresión era muy sria, tal vez grave; pero lo miré sin poder dejar de hacerlo por unos segundos. Mientras eso sucedía, mi corazón se detuvo. Pude sentir claramente cómo dejó de palpitar. Entonces él se acercó al otro tipo sin dejar de mirarme, dibujando una muy leve sonrisa de "mírame".
Fue cuando supe que no tenía yo nada qué hacer en ese lugar, así que salí.
Confuso. Agonizando por dentro. Mi corazón volvió a latir con fuerza. Aún ahorita, después de varias horas, sigue latiendo muy rápido, y al pensar en ello aun tiemblo, todavía puedo sentir esa mirada asesina atravesarme entero. El plan fracasó. Ni una palabra pudo salir de mi boca y mucho menos de la suya. No puedo explicar mis sentimietos ante esta nueva derrota. Pero lo que sí sé, es que ese adiós ya no maquillaba un hasta luego. Ese nunca ya no escondía un ojalá.
Ícaro ha muerto

el veredicto final...

He aquí las primeras palabras que le escribí a mi amado verdugo. Son las palabras exactas del día después de que me entregara mis alas, las primeras palabras que vinieron a mi mente con mi caída. Son tuyas, Irving. Siempre lo fueron. Aún te amo.

Viernes, 28 de Noviembre de 2003 05:20:29 p.m.

Hi. Siento mucho lo que pasó hoy... o más bien, siento mucho lo que no pasó. Tal vez no puedas, o no quieras entender los motivos por los que reaccioné así...
Como sea... no voy a tratar de explicarlos.
Sabes? Estuve pensando todo el día en eso que me dijiste, sobre decir las cosas que pensamos, sobre no guardarse nada y decirlo en ese preciso instnte en que se están fraguando en nuestra mente. Así que decidí escribirte este e-mail, porque no quiero que ese momento se pase, no quiero que calle todavía mi palabra sólo por que ya se pasó el momento o porque no es el lugar y hora de morir la boca. Quiero que lo leas porque nace de mí y no quiero arrepentirme de nada, por eso cerré mi sesión de msn, no porque esté molesto ni porque no te quiera volver a ver, sino porque si platico contigo puede que ya no sea capaz de mandarlo.
Pues bien, ayer fue un día espectacular. Cualquier persona podría estar pensando en lo que sea o comentando tal o cual suceso, pero yo pensaba en tí. Pensaba en lo fenomenal que me lo pasé ayer y en esa forma tan excepcional en que me hiciste sentir diferente. Pensaba en que no podía esperar para regresar a donde tú estabas, en que quería verte, abrazarte, besarte.
Fueron sólo unas cuantas horas y fueron suficientes... el tiempo pasaba volando o se detenía, según su conveniencia, pero cada minuto, cada segundo a tu lado valió la pena.
Me siento como quinceañera en primavera escribiendo estas cosas, y sí, tal vez tienes razón, lo estoy malinterpretando, pero qué más da si siempre he vivido en un mundo similar, en un mundo en el que todo y todos son ilusiones flotando por el cielo y que a veces están tan altas que me es imposible tan sólo estar cerca de aproximarme a sentirlas... Así es mi mundo, uno en el que mis metas se quiebran con cada golpe y vulven a reconstruirse con cada ilusión, pero en fin, es mío.
Eso era lo que quería decirte, que me sentí tan bien de mirarte y tocarte, de besarte.
Y qué importaba Carlos! Yo quería estar contigo. Y no sé si fue por eso por lo que no pude continuar o por temor (aún no encuentro motivo para haberlo tenido, los que encuentro son sólo falacias), pero estoy seguro que hice lo debido, aunque lamento si es que arruiné tus planes.
No sé que haré ahora. Como te imaginarás, incluso como me hiciste creer que te imaginabas, mi vida no es muy ortodoxa ni muy fácil que digamos, pero tengo muchas cosas aún que aprender de ella.
Quisiera estar contigo ahora, pero no sé si podré aceptar tantas cosas -otra vez ese problema con la aceptación-. Hasta luego y espero que te guste:

Sinceramente tuyo: Carlos

Escrito el 13 de mayo

A últimas fechas la cosa ha empeorado. En lugar de dejar de pensar en ti, esos momentos en que estás en mi mente se han multiplicado. Llegan a montones. Recuerdo momentos que pasamos juntos y hasta tengo recuerdos de cosas que nunca sucedieron. Las imágenes y las palabras se estrellan en mi cabeza. La agrietan.
Creí que lo estaba superando, pero creo que estoy lejos de poder sacarte de mí; aunque debo confesar que llegué a encontrar varios momentos en que no estabas tú. Entonces pude ver que probablemente podía volver a creer en el amor después de haberte amado... pero basta un giro del destino para que otra vez me tope con tu rostro y tu mirada en la oscuridad de mis pensamientos.
A casi seis meses de tu encuentro, aún no me encuentro. Sólo te encuentro a ti...

Leo

Inicio esta sección con una persona que ha sido elemental en los últimos dos años de mi vida.
Leo
Hijo de dos personas que desde siempre hasta la fecha me parecieron misteriosas (Don Leo y Griselda), Leo heredó de su padre la imponencia y de su madre... mmm... ¿qué heredaste de ella?
Lo conocí en un "desfile de modas" en el que él era modelo (jajaja!!!, bueno, es la verdad), compartiendo la "pasarela" con Pama y Lana, hace como 3 o 4 años. No lo puedo negar, al principio llamó mi atención sobremanera. De ahí siguieron encuentros esporádicos por las calles de Actopan y alguna que otra plática en compañía de alguna (o ambas) de mis musas; pero el momento que marcó el inicio de una amistad que hasta ahora considero invaluable fue el último sábado de enero del año pasado (o sea, hace casi dos años). ¿Que por qué? Pues fue cuando empezó nuestro forzado servicio militar. A partir de entonces y hasta la fecha se han acumulado hechos trascendentales en nuestra existencia. Por un lado, no puedo dejar de pensar en que fui yo el responsable de que Pama y él empezaran su relación (y en consecuencia de que ambos estén a punto de tener un(a) hijo(a)), muy a pesar mío en un principio, pero no puedo dejar de alegrarme de que mis dos mejores amigos estén juntos; por otro, jamás terminaré de agradecer las sabias palabras salidas de sus labios y que animaron a mi atormentado corazón a salir del letargo en el que había permanecido siempre. Siempre discreto, siempre gracioso, siempre a mi lado (mmm... bueno...), siempre Leo.
No alcanzan todas las palabras pronunciadas en la tierra para describir lo que siento por ti y lo mucho que me siento en deuda contigo.
Leo, se ha ganado el honor de ser cronopio pasando de largo ante el ostentoso título de fama.

ESPERO CURARME DE TI

ESPERO CURARME DE TI en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están en alguien que no dice nada*.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: "que calor hace", "dame agua", "¿sabes manejar?", "se te hizo de noche"...Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho "ya es tarde", y tú sabías que decía "te quiero".)

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que tú quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.

*Verso modificado.

JAIME SABINES

Por ti... en ti...

Tú lo viniste a cambiar todo. De no ser por tí no estaría yo en esta situación. No trataría de encontrar lo que una vez encontré en tí. Tal vez sea eso. Tal vez sea que estoy buscando en otro lado lo que sólo pude encontrar en tí. Y es que hasta la fecha no sé en dónde más buscar; porque ya no puedo buscarlo en tí; porque creo que en ti ya no lo voy a encontrar; quizá ni siquiera a ti.
Hace ya varias lunas que ya no te veo y la última vez fue luna llena, y al contemplarla, creí estarte contemplando a ti. Creí poder contemplar tu rostro y esos ojos tristes que no dejaban de mirarme, aquellos ojos que no me dijeron nada; aquéllos en los que busqué una chispa o al menos un miligramo de cariño, si es que al cariño se le puede medir por el peso.
Ahora veo otros ojos y sé exactamente lo que hay en ellos y no se acercan ni siquiera a lo que estoy buscando. Aquello que una vez traté de encontrar en ti. No hay mirada que me satisfaga ni beso que me acaricie el alma. Sólo tu beso pudo tocar mi ser y creí que mi beso podría tocarte a ti.
Sé que estás lejos, pero no sé en dónde estás y aunque la distancia es corta sé que tal vez no te vuelva a encontrar.
Daría mi vida por un beso como aquél, por una caricia tuya como la de aquel día, y daría mi vida en aquel momento si alguna vez llegara a ocurrir. No habría cielo que nublara mi felicidad si eso sucediara, ni palabra, por más venenosa que fuere, que restara siquiera un poco de pasión a esta alma maltratada.
Pero ese momento puede estar lejano. Podrían pasar siglos ante de que algo así volviera a suceder.
Han pasado varias lunas desde aquel terrible adiós y aún guardo aquel sabor tan amargo que tus dulces labios dejaron en mi boca... y todavía reclamo por amor.

Isla o continente?

Noticias del naufragio:
El domingo me han visto.
¿Cuántos?
No sé. Pero fueron muchos.
Caminaba sobre tierra firme (al fin), un lugar al cual le llaman Taissia. No sé todavía lo que es --isla o continente--, a pesar de que llevo ya dos semanas caminando por ella. Y este domingo me han visto por primera vez. He descubierto que también hay otras personas. Pero el naufragio ha terminado, al menos por ahora. No sé qué es lo que me depara mi camino. Veo nubes de tormenta a lo lejos, pero no sé cuando llegarán, aunque tengo la certeza de que sí llegarán. Esas nubes me amenazan y amenazan mi permanencia en esta hermosa tierra. No sé si aguante. No sé si Taissia sea capaz de soportar esta tormenta. Podría hundirse como lo hicieron las islas anteriores y dejarme nuevamente a la voluntad del océano. Pero temo más por ella, ella no es como las anteriores. Esta tierra es buena e inocente. Es una tierra como las que jamás había pisado. Además las anteriores se hundieron más que nada por la marea. Sobre Taissia puede azotar una tormenta y destruirla. La tormenta de la realidad y del pasado. Pobre de ella cuando suceda. Pobre de mí.
Pero ahora estoy feliz. No debo temer. No debo rendirme. Lucharé por permanecer en ella tanto cuanto ella me lo permita.
Tengo la oportunidad de amar a alguien que puede amarme, aunqeu signifique olvidar al Dédalo que tanta felicidad me dió.
Tal vez pueda reparar mis alas en esta isla. Tal vez pueda llevármela lejos. Ella tomará la decisión. Se aparecerá el Sol para dejarme caer nuevamente al mar, o se mantendrá lejos permitiéndome seguir volando hasta encontrar un buen continente en dónde habitar? El tiempo lo dirá.

Ave oscura (¿no era blanca?)

Hacia donde has volado ave mía?, en qué lugar has estado que has perdido el color?...
Cuánto tiempo más he de esperar tu regreso?
Hoy te quiero decir cosas que nunca te he dicho pero no sé cómo hacerlo... Primero que nada comenzaré con lo que ya sabes, que eres única, que te amo y que quemaría mil veces más mis alas por tí... pero...
He pasado tanto tiempo esperando verte volar por estos cielos que a veces pienso que mi espera por ti sería eterna. Qué lástima, hace tantas lunas que no me ves volar y ahora te acabas de perder el último de mis vuelos. Y lo peor es que no sé ni para cuándo eso vuelva a suceder. Estoy aquí, de nuevo, naúfrago en el mar de mi propia existencia, con las alas ajadas.
Cuando te conocí por primera vez, hace ya doce años, me mostraste un plumaje brillante que presumías en cada aleteo. Entonces mis alas no se comparaban con las tuyas, aún no tenían forma, eran prematuras. Con el tiempo fui aprendiendo de ti a desplegar mi vuelo y fue gracias a ti que conocí el significado del amor... aunque después haya sido merecedor de tu desprecio. Después ya ni siquiera te atrevías a voltear hacia abajo más que para burlarte del torpe vuelo de un esclavo con alas artificiales. Y luego volaste lejos, de donde creí que ya no regresarías, pero lo hiciste, volviste de tu ausencia, y aunque tu vuelo se había vuelto más lento y bajo --o acaso el mío ya era más alto-- me mirabas aún con despotismo... pero no por mucho tiempo. Con el pasar de los meses aprendimos a volar por el mismo cielo, sin temor de compartirlo el uno con el otro y hasta volábamos juntos, uno al lado del otro.
Qué tiempos aquéllos... Nunca creí añorarlos tanto.
Pero henos aquí, yo sin saber de tí ni tú de mí.
Recuerdas cuando solíamos decir que siempre estaríamos ahí para cuando nos necesitáramos?
Yo sí.
Pero en aquel entonces no teníamos ni idea de las cosas que se avecinarían, de las torrenciales lluvias que hundirían nuestro cielo y borrarían las palabras dichas con tanta firmeza.
Y ahora estoy aquí viviendo mi vida... Ah, porque ya tengo, oficialmente, una vida --bueno, sies que a esta existencia se le puede llamar vida--. La conseguí hace algún tiempo en un cibercafé.
Ya no es tu vida, ni la de Leo, ni la de Lana la que estoy viviendo. Es mía. Al fin tengo una para mí. Y ya puedo decir que es intensa --aunque a los ojos de algunos parezca más bien vertiginosa--, con sus más y sus menos, pero mía a fin de cuentas. Y no es que me esté despidiendo de nadie, simplemente estoy tratando de encontrarle un sentido a las cosas sin tener a alguna persona como guía.
Trato de vivir sin necesitarlos, desprendiéndome de las cadenas que me mantienen unido a tí, a ustedes; de ser independiente; de darme cuenta de que no siempre estarán ahí, para mí, cuando los necesite. De enfrentar mis problemas solo (como siempre, pero esta vez sin falsas promesas o ilusiones de su aliento) y aceptar las consecuencias. Eso es lo que quiero. Ser feliz sin depender de alguien para ello.

en la oscuridad

Qué día...
Primero no me levanto con las ganas suficientes de mantener los ojos abiertos... y luego lo demás...
Hoy hace oficialmente un mes que no le hablo a mi ave blanca más que para decir hola, adiós, sí. No he visto a su felino desde la última vez que lo hice sentir mal, o sea, hace 15 días.
No sé qué pensar. Se supone que mis amigos estarían aquí cuando los necesitara, y resulta que los que yo creí mejores prefieren fingir mi inexistencia --joder, tantas veces que les he dedicado más que mi ser y de qué sirve... ya no más--, aún estando seguros, como lo están, de que no sólo ellos son los que me necesitan.
Aunado a ello, una nueva depresiòn que amenaza con volverse más caótica que las anteriores. Pero... ¿cuál es la causa? ¿Será acaso la conciencia de que ahora estoy más solo que nunca?, ¿o tal vez sea que he caído en la cuenta de que la ruta que he elegido para mi futuro no es la que yo en verdad deseo?, ¿podría ser tal vez el hecho de no haber encontrado lo que realmente quiero para mi futuro?, ¿o quizá la ausencia de aquellos seres a los que amo y que sin más se han alejado de mí?... No lo sé. El caso es que el día de hoy me siento así, como si el sol que había estado brillando durante las últimas semanas otra vez atentara contra mis alas, deseoso de fundirlas y verme caer de nuevo.