Por ti... en ti...
Tú lo viniste a cambiar todo. De no ser por tí no estaría yo en esta situación. No trataría de encontrar lo que una vez encontré en tí. Tal vez sea eso. Tal vez sea que estoy buscando en otro lado lo que sólo pude encontrar en tí. Y es que hasta la fecha no sé en dónde más buscar; porque ya no puedo buscarlo en tí; porque creo que en ti ya no lo voy a encontrar; quizá ni siquiera a ti.
Hace ya varias lunas que ya no te veo y la última vez fue luna llena, y al contemplarla, creí estarte contemplando a ti. Creí poder contemplar tu rostro y esos ojos tristes que no dejaban de mirarme, aquellos ojos que no me dijeron nada; aquéllos en los que busqué una chispa o al menos un miligramo de cariño, si es que al cariño se le puede medir por el peso.
Ahora veo otros ojos y sé exactamente lo que hay en ellos y no se acercan ni siquiera a lo que estoy buscando. Aquello que una vez traté de encontrar en ti. No hay mirada que me satisfaga ni beso que me acaricie el alma. Sólo tu beso pudo tocar mi ser y creí que mi beso podría tocarte a ti.
Sé que estás lejos, pero no sé en dónde estás y aunque la distancia es corta sé que tal vez no te vuelva a encontrar.
Daría mi vida por un beso como aquél, por una caricia tuya como la de aquel día, y daría mi vida en aquel momento si alguna vez llegara a ocurrir. No habría cielo que nublara mi felicidad si eso sucediara, ni palabra, por más venenosa que fuere, que restara siquiera un poco de pasión a esta alma maltratada.
Pero ese momento puede estar lejano. Podrían pasar siglos ante de que algo así volviera a suceder.
Han pasado varias lunas desde aquel terrible adiós y aún guardo aquel sabor tan amargo que tus dulces labios dejaron en mi boca... y todavía reclamo por amor.
Hace ya varias lunas que ya no te veo y la última vez fue luna llena, y al contemplarla, creí estarte contemplando a ti. Creí poder contemplar tu rostro y esos ojos tristes que no dejaban de mirarme, aquellos ojos que no me dijeron nada; aquéllos en los que busqué una chispa o al menos un miligramo de cariño, si es que al cariño se le puede medir por el peso.
Ahora veo otros ojos y sé exactamente lo que hay en ellos y no se acercan ni siquiera a lo que estoy buscando. Aquello que una vez traté de encontrar en ti. No hay mirada que me satisfaga ni beso que me acaricie el alma. Sólo tu beso pudo tocar mi ser y creí que mi beso podría tocarte a ti.
Sé que estás lejos, pero no sé en dónde estás y aunque la distancia es corta sé que tal vez no te vuelva a encontrar.
Daría mi vida por un beso como aquél, por una caricia tuya como la de aquel día, y daría mi vida en aquel momento si alguna vez llegara a ocurrir. No habría cielo que nublara mi felicidad si eso sucediara, ni palabra, por más venenosa que fuere, que restara siquiera un poco de pasión a esta alma maltratada.
Pero ese momento puede estar lejano. Podrían pasar siglos ante de que algo así volviera a suceder.
Han pasado varias lunas desde aquel terrible adiós y aún guardo aquel sabor tan amargo que tus dulces labios dejaron en mi boca... y todavía reclamo por amor.
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